Dos ALUMNAS de secundaria me aseguran que todos los calvos son sabios y mi problema, según ellas, es que tengo mucho cabello. Yo les refuto que si esa teoría fuera cierta:
UNO: abundarían los sabios;
DOS: la alopecia sería un asunto de estado; TRES: Descartes no habría tenido esa melena de cantante grupero. UNA responde que pienso eso por culpa de mi cabello y la OTRA que sólo un calvo puede comprender la teoría de los calvos. Acorralado, les digo que ellas no son ninguna autori- dad en temas de calvicie, pues tienen dos copiosas cabelleras, pero refutan, con toda naturalidad, que traen pelucas. Trato de contraargumentar pero la risa me desarma. ELLAS sonríen satisfechas, con gesto de superioridad.Aunque yo no lo admita, saben que se llevaron la contienda y se alejan victoriosas, como el calvo Socrates, después de probarle a otro ufano que tiene más de un pelo de tonto. Tomado del libro Gedankenexperiment.